Ruta por el norte de Mallorca: del Cabo Formentor a Alcudia

Lo cierto es que la parte más septentrional de la isla de Mallorca es una de las más visitadas por los turistas. Y no es para menos. Pues en ella se encuentran rincones tan mágicos como el Cabo Formentor, su puntiagudo extremo; y las bahías de Pollença y Alcudia, en las que se suceden núcleos turísticos muy populares, entre los que destacan las Playas de Muro. Así que no os perdáis esta guía para hacer una ruta por el norte de Mallorca. Perfecta para un día si viajáis a la isla en invierno. O para dividir en dos si vuestro viaje es en verano y podéis disfrutar de las maravillosas aguas turquesas.

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✨ Ruta por el norte de Mallorca: qué ver

Los imprescindibles que ver en esta ruta por el norte de Mallorca que os proponemos empiezan en el Cabo Formentor. Para, después de una breve parada en la Cala de St. Vicenç, continuar bajando hacia el sur visitando Pollença y Alcudia.

Así que para que no os perdáis nada os dejamos nuestro mapa de ruta.

Cabo Formentor

Como ya os hemos adelantado, el Cabo Formentor es el extremo más al norte de la isla. Y precisamente por eso es el mejor lugar para empezar esta ruta por el norte de Mallorca. Se trata de un escarpadísimo saliente al mar, con espectaculares acantilados que alcanzan los 300 metros de altura. Y donde la Sierra de Tramuntana se une al Mediterráneo. Haciendo converger el verde de la frondosa vegetación y el blanco de la roca caliza con un azul turquesa que quita el hipo.

Para llegar, sólo es posible hacerlo por una sinuosa carretera de montaña que nada tiene que envidiar a las carreteras de las que os hablábamos en nuestro post sobre el noroeste de la isla. Aunque, ¡ojo! si queréis llegar hasta el extremo, donde se encuentra el faro que se inauguró en 1863, tendréis que hacer los últimos kilómetros a pie. Ya que es imposible acceder con vehículos. Pero bueno, vayamos por partes…

Qué ver en el Cabo de Formentor

La carretera para llegar al faro parte del Puerto de Pollença y la primera parada que os enamorará es en el Mirador de Es Colomer. Lo veréis fácilmente porque hay bastantes huecos para aparcar y un pequeño caminito para disfrutar de las vistas. Tanto hacia Pollença como hacia el propio cabo.

Desde allí, veréis justo enfrente una pequeña desviación de la carretera que lleva a las Ruinas de Colomer, en la Atalaya de Albercutx. Los restos de una de las antiguas torres de vigilancia de la isla. Desde donde tendréis la posibilidad de divisar, además de todo el cabo, la isla de Menorca. De hecho, dicen que fue desde allí desde donde se controló la reconquista de la misma.

Después, siguiendo por la carretera principal, no tardaréis en llegar a un parking junto al que se encuentra la espectacular Playa de Formentor. En la que podéis aprovechar para daros un chapuzón. O, si os lo podéis permitir, alojaros en el emblemático (y carísimo) Hotel Formentor. Actualmente gestionado por la cadena Barceló que lo está reformando y tiene pendiente su reapertura próximamente.

Por último, para acabar la visita, podéis recorrer a pie los 11 kilómetros que separan el parquin del faro. O podéis continuar por la carretera hasta otro mirador, que es donde realmente termina la pista transitable.

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Cala Sant Vicenç

La siguiente parada de esta ruta por el norte de Mallorca, antes de empezar a bajar ligeramente hacia el sur, es en la Cala Sant Vicenç. Uno de esos rincones de postal que hay en la isla.

Realmente son tres espectaculares calas de aguas turquesas: cala Barqués, cala Clara y cala Molins; que están separadas entre sí por algunas casitas y edificaciones menores. Así que es el lugar perfecto para desconectar y descansar. Aunque como todo en Mallorca, en los meses de temporada alta puede ser un tanto agobiante por la cantidad de gente en un espacio reducido.

Pollença

Después de esa breve parada en la cala Sant Vicenç toca continuar hacia el sur, hasta Pollença (Pollensa en castellano). La población, de unos quince mil habitantes, se remonta a hace más de tres mil años. Al periodo talayótico de la isla. Sin embargo, cuando ganó notoriedad fue durante el dominio romano de Baleares. Quienes establecieron en Pollentia la capital de la provincia. A partir de entonces, Pollença fue conquistada, liberada y reconquistada en numerosas ocasiones. Aunque la más destacada fue la batalla de 1550 entre moros y cristianos, que aún se recuerda cada año durante las fiestas patronales.

Ya en la edad moderna, la zona prosperó gracias a las tierras de cultivo y a la pesca en las costas cercanas. Hasta que, a mediados del siglo XX, con el boom del turismo en la isla, se reconvirtió en un municipio eminentemente turístico. Y, ahora sí que sí, ¡vamos a recorrer el casco histórico de Pollença!

Qué ver en Pollença

Os recomendamos aparcar en el enorme aparcamiento (gratuito) que hay en la calle de Cecili Metel. Desde allí, a apenas unos pasos se puede visitar el Museo de Pollença, que se encuentra en el interior de un antiguo convento. Donde, además, podréis ver el bonito Claustro de Santo Domingo.

Justo enfrente se encuentran los Jardines de Joan March, uno de los empresarios más influyentes del siglo XX en España, en los que se pueden descubrir especies autóctonas. Además de disfrutar de los restos de una torre gótica, la Torre Desbrull.

Siguiendo hacia el norte, no se tarda en llegar a la Plaza Mayor. En la que destaca la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVII. Y un montón de terrazas en las que tomar algo.

Por último, un poco más al norte de la plaza mayor están las empinadísimas (y larguísimas) escaleras que llevan hasta el Calvario. Nada más y nada menos que 365 escalones de piedra que conducen a una ermita del siglo XVIII desde la que hay unas vistas de muerte. Aunque tenemos que reconocer que nosotros nos rajamos y no subimos…

Y, por último, antes de dejar el pueblo, os recomendamos acercaros a ver su puente romano de piedra. Vestigio de la antigua Pollentia.

Puerto de Pollença

Una vez recorrido el centro histórico, os recomendamos también bajar hasta el Puerto de Pollença, el corazón turístico del municipio. Y uno de los puertos deportivos más importantes de la isla. Además del lugar perfecto para dar un paseo junto al mar y tomar algo en cualquiera de sus múltiples terrazas y restaurantes.

Alcudia

Para acabar, nuestra ruta por el norte de Mallorca termina en otro municipio de gran importancia histórica y turística: Alcudia. Su historia también se remonta al pasado romano de la isla. De hecho, parte de las ruinas romanas de lo que en su día fue Pollentia se pueden visitar en la actual Alcudia. Aunque lo cierto es que pese a aquel esplendor, siglos después, durante el periodo musulmán de Mallorca, la zona apenas era un pequeño asentamiento en torno a una casa noble. Lo que se conoce como una alquería, de ahí el origen del nombre musulmán de Alcudia.

Sin embargo, tras la reconquista aragonesa en el siglo XIII, Jaime II de Mallorca ordenó la construcción de la villa de Alcudia y la declaró sede parroquial. Erigiendo en su actual casco antiguo un sinfín de edificios históricos. Como el Hospital Militar, que en la actualidad alberga un museo sobre Pollentia. O las murallas que sirvieron de refugio para la población durante los ataques de los agermanados y los piratas turcos. Y, mucho más recientemente, frente a la epidemia de Fiebre Amarilla que a finales del siglo XIX causó estragos en Mallorca.

Dicho esto, os recomendamos aparcar en el parking gratuito que hay junto a las ruinas romanas de Pollentia y desde allí empezar las visitas.

Qué ver en Alcudia

Podéis comenzar recorriendo las ruinas romanas o, si lo preferís, adentraros directamente en la ciudad intramuros. Si lo hacéis así, lo primero que os encontraréis será la Iglesia de Sant Jaume de Alcudia. Que fue construida por el rey Jaime II en el siglo XIV y consagrada a Santiago (para los que no lo sepáis, Jaime y Santiago realmente son el mismo santo). Aunque el templo que vemos en la actualidad es una reconstrucción del XIX en estilo neogótico tras quedar la original casi en ruinas por un derrumbe.

Justo en frente de la iglesia es igualmente posible visitar el Museo Monográfico de Polletia, aquel antiguo Hospital Militar. Y, a continuación, os recomendamos recorrer las murallas. Bien por su parte superior, bien callejeando por la ciudad y descubriendo sus puertas. Como la de San Sebastián, también llamada de Mallorca porque conectaba con la calzada real que llevaba a Palma; o las puertas del Moll y la de Vila Roja.

Para ir terminando la visita, también podéis acercaros al Museo Sa Bassa Blanca, a 7 kilómetros del centro de la ciudad, en una cala privada. Y que es un museo en el que se exponen obras de artistas tan reconocidos como Miquel Barceló. Todo ello en un entorno espectacular que combina a la perfección la naturaleza y el arte. Diseñado por la pintora vietnamita Yannik Vu y su marido, el austriaco Ben Jakober; quienes quedaron prendados de la isla y decidieron instalarse allí y abrir este museo.

Puerto de Alcudia

Y ahora sí que sí, para acabar esta ruta por el norte de Mallorca, ¡no podéis dejar de ir hasta el Puerto de Alcudia!  Que es, ni más ni menos, el segundo puerto comercial de la isla.

Desde él salen infinidad de excursiones y actividades, tenéis una enorme oferta de ocio con todo tipo de bares, restaurantes y terrazas; y una preciosísima playa en la que terminar el día. Ya sea dándose un chapuzón en verano o simplemente disfrutando de una puesta de sol en invierno.

Aunque si viajáis en temporada estival y queréis disfrutar de algunas de las mejores playas de Mallorca, os recomendamos las Playas de Muro. Justo al sur de Alcudia. Y para aprovecharlas al máximo, no dudéis en alojaros en Can Picafort, uno de nuestros rincones favoritos de la isla.

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☕ Dónde comer en esta zona de la isla

Antes de poner el punto final a esta ruta por el norte de Mallorca no podíamos no hablar un poquito de gastronomía. Pero es que, que España se come de vicio es un hecho. Y en Mallorca, con el mar y el monte a mano, no iba a ser menos. Así que no nos queda más remedio que mencionar dónde comer. O al menos, dónde intentarlo. Porque, como ya os comentábamos en el post sobre gastronomía en la isla, si viajáis fuera de temporada (en invierno, vamos), puede ser muy difícil encontrar un lugar para comer en ciertas zonas.

Así que así fue cómo, en ese arduo periplo mallorquín en lo que a comer se refiere, nos topamos con un barecito con comida casera prácticamente perfecto en el Puerto de Pollensa. ¡Y no podemos dejar de recomendarlo!

• El Pozo Marinero (Puerto de Pollensa): Fue quizás nuestro mayor descubrimiento en la isla para probar comida 100% casera y tradicional de Mallorca. Como os decíamos, llegamos un poco hartos de no encontrar ningún sitio donde poder comer a las 14:30 y menos aún de no conseguir comer comida local casi ningún día. Así que el Pozo Marinero fue como el paraíso. Tomamos un frito marinero de sepia y verduras, exquisito; y un pa amb oli con variá negra, Vamos, un pan con aceite y tomate con un embutido típico de las islas que nos pareció muy bueno. Pero sin duda alguna lo mejor de todo fue el precio. La comida con dos cervezas apenas llegó a los 20€. ¡¡Una maravilla!!

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Y hasta aquí todo lo que os podemos contar sobre nuestra experiencia haciendo una ruta por el norte de Mallorca.

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Esperamos que esta guía para hacer una ruta por el norte de Mallorca os haya resultado superútil. Si tenéis cualquier duda o pregunta, os animo a dejar un comentario o escribirnos por email. ¡Hasta muy pronto viajerxs!

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